El otro día, cuando os conté mi descubrimiento del Pilot Frixion, y que ya muchas conocíais, fui leyendo con interés cada uno de los comentarios que ibais poniendo, agradezco infinito cada uno de los comentarios que dejáis en el blog, supongo que a todos nos pasa pero es que me encanta recibir vuestras visitas, vuestros saludos, vuestros comentarios, vuestras propuestas, vuestras ideas..., pero hubo un comentario en particular, el que escribió Xusa , que me llamó especialmente la atención... algo así como que si metías la tela en el congelador, las marcas volvían a aparecer.
Y no pude evitar sonreír. :-))))))
Me hizo un montón de gracia el comentario de Xusa, y pensé dos cosas... ¿y quién va a meter la tela en el congelador? ¿y a quién se le habrá ocurrido meter la tela en el congelador para descubrirlo? y así quedó la cosa.
Y luego Mila, un ratito después volvió a confirmar en su comentario la historia del congelador... ¡Qué curioso!
Esta mañana, preparé el dibujo para mi bordadito del neceser del Sal de Pilarín. Ya lo tenía elegido como os comenté ayer, así que utilizando la técnica de pulso-cristal-ventana, lo copié en la tela utilizando mi súper boli pilot mágico con el que estoy más que encantada, y cuando ya lo tuve plasmado en la tela y me dispuse a empezar a coser... me di cuenta de que no había pegado detrás el estabilizador (el estabilizador, es una entretela muy, muy finita, parece un velo, que descubrí hace unos días de la mano de Pepi, de mi Casita de Patch cuando compré el BOM My Garden. La entretela se pega detrás, la tela adquiere un poco más de cuerpo y se borda mejor)... así que corté un trozo de estabilizador, el tamaño adecuado para el bordado y lo pegué por detrás con la plancha. Perfecto, ahora sí que podía ponerme a coser... pero... pero... ¡Cómo era posible!
La tela estaba en blanco, el dibujo había desaparecido por completo... involuntariamente lo había borrado. Al aplicar el calor de la plancha para fijar la entretela, sin darme cuenta había borrado cualquier rastro de bolígrafo mágico.
Y entonces recordé ese comentario que decía que... y ahí me veis, con la telita puesta sobre la bolsa de guisantes en el congelador y rezando para que fuera cierto lo que Xusa y Mila habían escrito.
:-))))))))))))))))))))))))))
¿Adivináis cuál fue el resultado?
Teníais que haber escuchado las carcajadas de mi familia cuando durante la comida, les contaba la historia del congelador descubridor de marcas invisibles.
Moraleja: Cualquier consejo por raro que parezca... te puede servir en algún momento.